“Buscamos la paz interior y sin embargo no paramos de declararle la guerra a nuestras emociones internas, como si fueran un enemigo odioso”.
¿Qué relación tienes con tus emociones?
¿Cómo respondes cuando sientes una emoción desagradable?
¿La escuchas o la reprimes para no prestarle atención?
Si rechazas lo que estás sintiendo en este momento, estás rechazando la vida y eso genera un sufrimiento tremendo.
Hace un tiempo, escribí acerca de una serie de hábitos para mejorar la salud física, mental y emocional.
Hoy quiero dar un pasito más y profundizar en las emociones.
Tal y como he escrito en el título, para mí llorar es de valientes y tras leer el artículo entenderás porqué digo esto.
Todo lo que aquí voy a hablar no tiene una base teórica fundamentada, pues sinceramente, no tengo ninguna formación en este campo, ni creo que exista una teoría universal para lidiar con las emociones.
Lo único que puedo compartirte es mi experiencia práctica, según lo que yo voy viviendo.
Uno de los patrones que te inculca la sociedad es que las emociones que hemos etiquetado como “negativas” han de reprimirse, ya que es un síntoma de debilidad y te ponen en evidencia ante los demás.
Nadie nos ha enseñado a escucharlas, a sentirlas y expresarlas para poder sanarlas.
No somos consciente del efecto negativo que tiene para nuestra salud y nuestra calidad de vida, el hecho de querer mostrarnos como hombres y mujeres de hierro a los que nada les afecta.
Yo vengo a exponerte totalmente lo contrario, con el objetivo de darte un punto de vista diferente y que tú saques tus conclusiones.
En los últimos meses me estoy permitiendo sentir mi vulnerabilidad.
Sentir mis miedos, mi pesar, mi rabia, mi angustia, mi tristeza…
Sentir y expresar todas las emociones que me vienen, tanto positivas como negativas, agradables o desagradables, y este proceso está teniendo un efecto muy liberador y sanador.
Ojalá algo de lo que aquí te cuento te sirva para gestionar tus emociones y vivir cada día un poquito más libre y en paz contigo mismo.
¡Vamos allá!
Tabla de contenidos
El origen del problema
Desde pequeño nos han enseñado que hay una serie de emociones que son no deseables, que no son dignas o que no está bien sentir.
Por lo que nuestra reacción automática ante ellas es tratar de ocultarlas.
Vivimos en un mundo de caretas, donde se le da más importancia a la apariencia externa que a la esencia interna de las personas, por lo que permitirse sentir y expresar las emociones no es tarea fácil ya que no está bien visto.
Ante tal paradigma, la respuesta ante este tipo de emociones que percibimos como desagradables, suele ser la represión.
La manera usual de proceder ante las emociones “negativas”
En el momento que sentimos algún tipo de emoción desagradable, salimos corriendo en dirección opuesta, con el objetivo de no sentir ese dolor y malestar.
Hacemos todo lo que está en nuestras manos para desviar la atención de esa experiencia, usando pastillas, alcohol o cualquier otro tipo de distracción para reprimir esa emoción y tratar de controlarla o sedarla.
Cualquier adicción, ya sea a la comida, a alguna droga, al sexo, al juego… no es más que un intento de controlar o sedar ese malestar interno en el cuerpo emocional.
Nos han enseñado que no está bien que estés triste, sientas rabia o que la pena se haya apoderado de ti.
Por lo que cuando percibimos una emoción de este tipo pensamos que hay algo erróneo en nosotros, que no deberíamos sentir eso.
De tal manera que cada vez que este tipo de emociones asoma su cabecita, reaccionamos tratando de reprimirlas y empujándolas hacía el cajón más profundo de nuestro ser.
Con el paso de los años los adultos nos convertimos en lisiados emocionales, seres incapaces de expresar aquello que sentimos por miedo al rechazo y a sentirnos vulnerables.
Personas con caretas sonrientes por fuera y fuertemente amargados por dentro.
Un punto de vista alternativo para gestionar esas emociones: para sanarlo hay que sentirlo
El precio que pagamos por rechazar esas emociones es muy alto.
Sí, lo sé, distraerse haciendo cualquier otra cosa para no prestarle atención a ese malestar interno es más apetecible, pero ya sabemos que eso no soluciona el problema, solo lo aparca.
Es un ejercicio de responsabilidad, nadie más lo puede hacer por ti.
Al no permitirnos sentir esas emociones que hemos etiquetado como no aptas, se van acumulando en nuestro campo emocional, afectando negativamente a nuestra calidad de vida.
Vamos acumulando una gran carga emocional negativa y poco a poco esta va impregnando todos los quehaceres de nuestro día a día sin que seamos conscientes de ello.
Al menos esta es mi experiencia, lo que yo he vivido dentro de mi y lo que observo a mi alrededor en muchas otras personas.
Para que fluya a través de ti la alegría innata que se encuentra en tu interior, primero tienes que ir limpiando toda esa carga emocional negativa que llevas a las espaldas.
Con esto no te estoy incitando a que estés triste, rabioso o apenado, ni mucho menos.
Simplemente me gustaría invitarte a que cuando te sientas así, te permitas sentirlo y dejes de rechazarlo y reprimir la emoción.
No hay nada defectuoso ni erróneo en ti, todos sentimos en un momento u otro ese tipo de emociones.
¿Qué sentido tiene luchar contra algo que ya sientes?
¿Puedes permitirte abrazar y sentir ese dolor y ese malestar sin huir de él?
Me gustaría proponerte una solución alternativa al rechazo, ya que como habrás podido observar en tu propia experiencia, ocultar la emoción no hace que desaparezca.
Para sanarlo hay que sentirlo Clic para tuitear“Lo más penoso del dolor y el malestar bien puede ser nuestra resistencia ante ellos”
Michael Brown (El proceso de la Presencia).
Aprendamos de los niños
Para mi, los niños están siendo grandes maestros en este proceso de crecimiento personal y despertar.
Son las criaturas más bellas, espontáneas y llenas de vida del planeta.
Quiero volver a ponértelos de ejemplos para aprender de ellos.
Observa a un niño: llora a un instante y al siguiente se está riendo a carcajadas.
Fluyen con sus emociones, sin ningún tipo de represión.
No se guardan nada para después, lloran cuando tienen que llorar y ríen cuando tienen que reír.
Hasta que van creciendo y le vamos inculcando que llorar, expresar rabia o tristeza no está bien, no es “correcto”…
Observa un adulto: está triste, hace como que no pasa nada y se tira toda la vida amargado por dentro.
Luchando y empleando gran cantidad de energía en reprimir esa emoción y con la sonrisa falsa por fuera.
Y yo me pregunto:
¿Y si precisamente el mayor motivo de incomodidad es el tratar de reprimir y no sentir lo que ya estoy sintiendo?
Emoción que reprimes, emoción que se enquista como un grano en el culo y te persigue allí donde vayas, saliendo de nuevo a la superficie en cualquier otro momento.
Esperando a ser sentida para ser sanada, para ser liberada.
Normalmente los niños son más felices que los adultos…aprendamos de ellos, en vez de tratar de “enseñarles”.
Ellos saben mucho más de lo que pensamos, y nosotros los adultos pensamos mucho más de lo que sabemos.
Sintamos más, pensemos menos. Seamos más transparentes y humanos. Clic para tuitear
Mi experiencia personal
En los últimos meses me estoy permitiendo sentir y expresar mis emociones.
Sentir sin juicios ni etiquetas.
Por ejemplo, en este artículo, puedes ver mi respuesta ante uno de los episodios que más dolor me ha causado a lo largo de mi vida: las rupturas de pareja.
Si bien, no siempre puedo expresar las emociones exactamente en el mismo momento que florecen, permito dejarme espacios al día para sacarlas a la luz y sentirlas.
Estoy llorando, gritando, pataleando, saltando…como si no hubiera un mañana y eso me está permitiendo sentirme mucho más libre y desahogado.
En esta parte de mi proceso de crecimiento personal es como si los sentimientos de rabia contenida, tristeza, desesperación, miedos…estuvieran flotando a la superficie.
Hasta entonces siempre había tratado de ocultarlos para dar una imagen de hombre fuerte.
Ahora me estoy empezando a dar cuenta que la mayor fortaleza que hay es mostrarme vulnerable y permitirme fluir con mis emociones.
Creo que llorar es de valientes y te hace grande. Y más que grande, te hace humano Clic para tuitearHe podido reconocer, que precisamente lo que más daño me ha hecho todo este tiempo, bien ha podido ser el hecho de reprimir todas estas emociones que consideramos desagradables y tratar de aparentar que todo está bien.
Ahora cuando me llegan me abro a experimentarlas, a sentirlas.
Me permito llorar, estar triste o gritar cuando así lo necesito.
Observo mis emociones y me permito sentirlas.
He comprobado en mis carnes que en muchas ocasiones lo único que necesito para salir de esa tristeza, esa rabia o esas ganas de llorar, es precisamente escuchar mi cuerpo y permitirme sentirlo y dejarme espacio para poder expresarlo.
Es como si el dolor o el malestar estuviera mucho más relacionado con el rechazo a la emoción que con la emoción en sí.
Al permitirme sentirla me voy liberando poco a poco de ese malestar.
Algunas consideraciones para gestionar emociones
Vuelvo a repetirlo, todo lo que aquí comento es solo y exclusivamente mi propia experiencia personal.
Te comento algunas pautas que uso por si te pueden servir para gestionar tus emociones:
-
Cambia tu perspectiva acerca de las emociones desagradables
En vez de verlas como un terrible enemigo, ábrele la puerta y déjala entrar como a un buen amigo.
Un amigo que viene a indicarte como liberarte de esa pesada carga que llevas arrastrando tantos años, para así, poder mejorar tu calidad de vida.
Opta por estar con tu dolor y malestar, con la intención clara de suavizarlo compasivamente mediante tu atención plena.
-
Cuando viene una emoción negativa trata de sentirla, en vez de rechazarla y reprimirla
¿Cómo sentirla?
Conecta la respiración (inspira y expira por la nariz de manera suave y natural).
Concéntrate primero en la respiración y gradualmente ve llevando la atención a ese malestar físico, mental o emocional y permítete sentirlo, sin juzgarlo.
Obsérvalo con atención compasiva.
Mantente ahí respirando conscientemente y sintiéndolo.
Aquí solo hay un secreto: práctica y paciencia.
No tienes que “hacer” nada, solo observar y sentir.
El cambio no se produce “haciendo”, el cambio se produce observando con atención plena y compasiva.
Ya has comprobado que el hecho de intentar rechazar la emoción y no sentirla solo hace que pospongas ese dolor y malestar, pero no soluciona nada.
-
Expresa tus emociones
Si en el mismo momento que te llega la emoción puedes expresarla, hazlo.
Si estás en un lugar donde no puedes hacerlo en ese momento, búscate un espacio al día para ti, para volver a sentirlas y poder expresarlas.
Ese espacio úsalo para expresar tu lado más salvaje: permítete gritar, llorar, saltar o pegarle puñetazos a un cojín…haz lo que realmente sientas.
Al principio puede que te sientas incluso un poco ridículo.
Es normal, estamos tan acostumbrados a encajar en un molde y en unas pautas de conducta, que cuando nos vemos a nosotros mismos en modo salvaje nos da vergüenza, pero te aseguro que es super liberador.
Tu verdadera naturaleza es salvaje.
-
Haz deporte
Puedes usar el deporte como vía para soltar tensiones y liberar emociones negativas.
-
Medita
La meditación te ayuda a calmar tu mente y tomar contacto con las sensaciones de tu cuerpo, de tal manera que tienes mayor facilidad para reconocer las emociones y así poder sentirlas y observarlas sin establecer juicios.
Esto te ayudará a sanarlas.
-
Escribe un diario de emociones
Escribir en una libreta aquello que sientes cuando te encuentras incómodo y emocionalmente perturbado, te ayuda a expresar lo que vas sintiendo.
Al escribir tus emociones te será más fácil tomar consciencia de ellas y verlas desde otra perspectiva.
-
Haz un ritual y quema todo aquello de lo que quieres desprenderte
Haz un ritual y quema todas las hojas de ese diario con esas emociones negativas de las que te quieres desprender.
Da las gracias por lo que te han enseñado y dile que ya no las necesitas, ya no te sirven nunca más, las puedes dejar ir.
Conclusiones
Gran parte de las inspiraciones y experiencias que comento en este artículo me han llegado leyendo y poniendo en práctica las enseñanzas del libro “El proceso de la presencia” de Michael Brown.
También me ha dado un impulso muy bueno en este proceso que podríamos llamar de sanación emocional un retiro al que acudí con The Quarter Life Health Project.
Como siempre digo y sé que soy muy pesado, no te creas nada, experimenta por ti mismo y ve que es lo que mejor te funciona a ti. Cada persona es un mundo.
He compartido contigo las herramientas que voy aprendiendo y que uso para gestionar emociones que podemos llamar difíciles o incómodas.
Espero que te sirvan.
Ahora te toca pasar a la acción y experimentar.
Recuerda algo importante que he repetido en todo el artículo: para sanarlo hay que sentirlo.
Ahora te toca a ti
Cuéntame:
¿Cómo gestionas tus emociones?
¿Sueles escucharlas y sentirlas o tratas de distraerte con cualquier otra cosa para no prestarles atención?
¡Seguimos caminando compañer@!
Te mando un abrazote enorme
¡Me encanta! Me siento ante un acontecimiento mágico, porque parece que de una u otra forma, las almas que me voy encontrando por este maravilloso camino, estamos un poco en sintonía y conectadas… hace unos días me ocurría con el niño y la niña interior, tras una meditación SÚPER BONITA y sanadora, busqué una foto mía de pequeña para tenerla presente, y cada día me dedico unas palabras. CAUSALIDADES DE LA VIDA, que parece que estos días estamos dándole vueltecitas a este tema que tratas hoy en tu post. Yo misma también estoy escribiendo, leyendo y profundizando en ello. Me parece súper importante, en el camino del autonocimiento indagar también en estos “aprendizajes” de nuestra cultura y nuestra sociedad. Ya que somos fruto de ello. Al fin y al cabo somos un todo, y para mi no sólo es importante trabajar a nivel personal, sino difundirlo y abrir puertas a la consciencia de la sociedad en general. GRACIAS POR COMPARTIRLO. ¡Nos seguimos leyendo! ¡Un beso!
Hola Patricia!
Así es!! Al final somos energía, por lo que almas que vibran en la misma frecuencia energética se atraen. Seguro que vas encontrando muchas sincronicidades como esta en tu camino. Además, ¡es muy bonito!
El trabajo que comentas con tu niña interior me parece muy importante, yo también estoy en ello 🙂
Es fundamental traer a esa niña/o de vuelta a nuestra vida, preguntarle, hablar con él/ella y darle todo el amor incondicional que se merece. Esto nos permite poder ir sanando heridas de la infancia y recuperar el equilibrio en nuestra vida de adultos.
Seguimos caminando, compartiendo y despertando consciencia.
¡Un besote grande!
¡Genial, Jose! Qué necesario es ser honestos con nosotros mismos y dejar que las emociones fluyan, sin etiquetas ni juicios.
Enhorabuena por esta nueva etapa en tu proceso de evolución.
(Me apunto el libro 😉)
Un súper abrazo.
Mil gracias Sara!
Así es. Cuando no nos permitimos sentir y fluir con las emociones las bloqueamos y es precisamente eso lo que nos causa más dolor y malestar.
Es curioso porque todos sentimos las mismas emociones en un momento u otro de nuestras vidas y sin embargo tratamos de ocultarlo como si eso fuera señal de que hay algo erróneo en nosotros…¡no tiene sentido, somos humanos joder, no somos de hierro!
Tu colección de libros no para de aumentar!! jejej
Sinceramente este libro (El poder de la presencia) me está ayudando mucho a mejorar mi relación con el momento presente y a profundizar en mi proceso de limpieza/sanación emocional.
Un súper abrazote de vuelta!!
Me ha encantado este artículo, la forma de enfocarlo y las soluciones que ofreces para que las pongamos en práctica. Estoy de acuerdo contigo en que hay que sentir las emociones, ya sean de tristeza o de alegría, nos tenemos que permitir sentirlas, llorar cuando sea necesario, gritar, reír a carcajadas, saltar, pero nunca reprimirlas. En este aspecto, yo soy muy transparente y cuando me ha pasado algo que me ha afectado, he llorado como una niña pequeña pero también he sabido al poco tiempo reponerme con más fuerza y reír. Desde luego, donde he sido más desafiada ha sido en las relaciones de pareja, pero al liberar las emociones, las he superado bastante pronto. Pongo en práctica el deporte y la meditación como tú bien recomiendas. Enhorabuena Jose, un abrazo!
Hola María,
mil gracias por pasarte por aquí y comentar tu experiencia.
Como comentas, las relaciones íntimas tanto con nuestra familia cercana como con la pareja, son un gran espejo que nos refleja en el exterior nuestros conflictos internos y lo sacan a la luz para que podamos atenderlos y así liberarnos de esa carga emocional negativa que llevamos tanto tiempo cargando a las espaldas.
¡A seguir meditando para cuidar nuestra alma y haciendo deporte para cuidar nuestro templo (cuerpo)!
Un abrazote muy grande!
Gracias José, me has ayudado con tu artículo ha afirmar más aún que a partir de una ruptura de pareja que fue muy desgastan te, empecé a verme a mí misma, a contactar con mis emociones y estoy de acuerdo,me dejó sentir,vivir la emoción ya sea de tristeza,frustración o alegría y en éste momento me encuentro en contacto más constante conmigo,me observo y dejo fluir las emociones, y me encuentro muy en paz, es un proceso liberador.
De nada Cecilia!
Mil gracias por compartir tu testimonio 🙂
Que importante darnos permiso para dejar de luchar y abrirnos a sentir lo que sentimos en cada momento y poder fluir con nuestras emociones.
Gracias, gracias, gracias
Hola!!
Es verdad, reprimir las emociones es un error ya que tiene consecuencias tanto a nivel interior como exterior. Hace un tiempo aprendí que las emociones también tienen su razón de ser, es decir, hay un “para qué”, por ejemplo:
La tristeza nos informa del final de algo, una pérdida, incomprensión, aislamiento. Lo que nos pide es consuelo, contacto, valorar lo perdido.
El miedo nos informa de inseguridad, de que existe un peligro… Por lo que podemos huir o luchar, afrontar, superar.
La ira nos informa de que han sobrepasado nuestros límites, que nos sentimos heridos o de obstáculos para alcanzar nuestras metas. Lo que nos reclama es que nos afirmemos y defendamos nuestros derechos, que pongamos límites o bien que aceptemos.
Desde que lo aprendí y experimenté las emociones se han convertido en mis grandes aliadas y ya no pierdo el tiempo juzgándolas, ahora invierto ese tiempo en averiguar el para qué.
Muchas gracias Jose por compartir tu aprendizaje y experiencia!!! Un abrazo
Hola Taty!!
Wow que bueno lo que comentas! Muchas gracias por compartirlo 🙂
Seguimos caminando.
¡Un abrazote enorme!
Hola jose, muchas gracias. Ni idea te das como me he identificado con tus experiencias y lo bien que me vienen tus consejos, si bien algunas emociones he comenzado a dejar fluir, me falta bastante. Comenzaré a practicar que como dices Tú.
Bendiciones.
Todo gran cambio comienza con un primer paso.
Seguimos caminando Alicia.
Bendiciones 🙂
Quiero despertarme pero me cuesta mucho, te leo y re leo todo lo que me envías y la verdad que suena tan fácil pero es muy difícil…
Hola Emanuel,
Entiendo lo que comentas, a veces parece difícil. Desde mi humilde opinión sólo puedo decirte que no desesperes, aunque te parezca que no, el simple hecho de tener la voluntad de despertar es un gran paso y si sigues firme en tu propósito llegará un momento en que todo este camino que estás recorriendo cobrará su sentido para ti, cuando menos lo esperes. No estás solo y aunque a veces no lo puedas ver, hay todo un universo ayudándote a ello. Confía en la vida, confía en tu propio proceso.
“Despertar es muy difícil” no deja de ser uno de los muchos pensamientos trampas del ego. Aquiétate y obsérvalo, déjalo ir. No te identifiques con él, ese pensamiento no significa nada. Respira y vuelve a este momento, vuelve a tu presencia, a tomar contacto con tu Ser.
Cómo dice Un Curso de Milagros: “Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar”.
Seguimos caminando,
Un abrazote enorme.
Yo jamás me muestro cuando estoy triste o deprimido, me aíslo. También controlo mis euforias . A partir de ahora procuraré enfadarme si me dan motivos y no reprimir mis emociones sino sumergirme en ellas.