“Hay personas que se pasan toda la vida, esperando el momento idóneo para dar el primer paso hacia la vida que realmente desean”.
Lunes por la mañana, suena el despertador. Son las 7:15.
Nada más abrir los ojos, un primer pensamiento invade tu mente: “Vaya diita de mierda me queda por delante. Ojalá pase pronto”.
La desgana invade tu cuerpo. Sientes una sensación de incomodidad y presión que recorre todo tu cuerpo y se acentúa en tu pecho.
Un día más, pones el piloto automático y empiezas a funcionar.
De nuevo, toca ducharse y desayunar a toda prisa, mientras, rezas para que no haya esa horrible caravana de coches que suele haber por las mañanas y puedas llegar a tiempo al trabajo.
Llegas a la oficina y nada más llegar, te estrellas contra el careto de tu jefe. Es lunes y su cara seria y desencajada, ya refleja fielmente su estado de estrés. Eso se traduce dentro de ti en una presión e incomodidad aún mayores. La tensión y el malestar se palpan en el ambiente.
De nuevo, te enfrentas a 10-12 horas de oficina, haciendo un trabajo monótono, aburrido y que hace tiempo dejó de aportarte satisfacciones y cualquier tipo de sensación positiva.
Miras por la ventana, un sol radiante y un cielo despejado echan tu sueños a volar.
Anhelas ese día, en el que puedas disfrutar de un paseo por la playa, un lunes por la mañana.
En seguida, tratas de borrar ese pensamiento de tu cabeza. Tienes multitud de tareas pendientes y no hay tiempo que perder. Al fin y al cabo, eso es sólo para ricos afortunados o jubilados. Y no es tu caso.
Tu tienes que currar y dar gracias por el trabajo que tienes.
Con suerte, a partir de las 20:00 habrás llegado a casa y tendrás un ratito para dedicarte a ti mismo, a hacer eso que tanto te gusta: un poco de deporte, una cerveza con los amigos o dar un paseo con tu pareja.
Siempre y cuando, esa tarde no tengas que hacer la compra de casa o quedarte limpiando un poco los destrozos del fin de semana…
Llevas tiempo pensando en la idea de cambiar de trabajo, te lo planteas cada mañana al levantarte, cada tarde al llegar a casa. Sabes que estás aquí para algo más que pagar facturas y esperar a final de mes para recibir una retribución económica.
Sabes que eres capaz de aportar algo más a la sociedad, pero no te atreves a dar el paso.
Miras alrededor y ves cómo está el panorama. No estás para nada satisfecho, pero ves que hay otros mucho peor que tú, por lo que, un día más, optas por conformarte.
Además, lo consultas con tu entorno y cuando insinúas que no estás contento en tu trabajo y te estás planteando cambiar, se echan las manos a la cabeza y su respuesta es algo así como: “Con la que está cayendo y el buen trabajo que tienes. ¡Eres un desagradecido, nunca estás contento con nada, no sabes valorar las cosas! ¡No sabes cuanta gente desearía estar en tu lugar!”.
Si para rematar la faena, se te ocurre decirles que no tienes otro trabajo a la vista, sino que lo que quieres es parar un poco y reflexionar. Que necesitas dedicar un tiempo, a pensar y decidir hacia donde quieres realmente enfocar tu vida laboral.
En ese momento, corres el riesgo de que algún ladrillo impacte en tu cabeza.
Además, ya has cambiado de empresa varias veces y el resultado, con el tiempo, ha sido el mismo: monotonía, insatisfacción, falta de realización y jornadas interminables.
Por lo que tampoco tienes muy claro para dónde tirar.
Recuerdas con melancolía cuando eras pequeño y cada día era una aventura nueva e ilusionante. Vivías con una energía rebosante y tu vida estaba llena de sueños, ilusiones y nuevos retos.
Sueños que se han ido apagando con el paso del tiempo, sin saber muy bien porqué, simplemente dejándote arrastrar por la inercia.
Eso quedó atrás. Al fin y al cabo, es lo normal, ¿no? Siempre te han dicho que vivir una vida de adulto es duro, requiere mucho sacrificio y tienes que hacer muchas cosas en tu día a día que no te van a gustar.
¡Pues no! Vengo a romper esquemas y a decirte que esto no tiene porque ser así.
Yo también he vivido muchos años, sumido en una rutina gris, que me estaba apagando y consumiendo por momentos.
Ahora, que he abierto un poco los ojos, sólo trato de seguir mi verdad, de crear mi camino. Y ayudarte a que tú sigas el tuyo.
Traigo una buena noticia, tú también puedes reinventarte. Tienes derecho a vivir TU vida.
La vida se puede convertir en una aventura espectacular, tengas la edad que tengas. Pero para eso, tienes que estar dispuesto a comprometerte con ello.
Deja de llevar una vida que no es la tuya
Llevo años sobreviviendo, buscándome por todos lados sin encontrarme en ningún sitio.
Queriendo hacer casi siempre cualquier otra cosa de la que estoy haciendo en ese preciso momento.
Siempre corriendo de un sitio para otro, cómo un pollo sin cabeza, teniendo que realizar una lista interminable de tareas para poder sobrevivir y cumplir un día más.
Sintiéndome incómodo, frustrado, incomprendido…
Siguiendo la inercia de la sociedad y viviendo acorde a lo que todo el mundo espera de mí.
Buscándole sentido a una vida, que no era la mía.
Empleando mi preciado tiempo y esfuerzo, en trabajos, que lo único que me aportaban era una recompensa económica a final de mes.
Miro a mi alrededor y se me parte el alma, un pellizco se me coge en el estomago. Me veo reflejado por todas partes.
Veo personas haciendo exactamente lo que he estado haciendo yo: emplear su vida y su valioso tiempo en tareas que detestan.
Por miedo al cambio, por miedo a las opiniones de los demás, por miedo a seguir su corazón y transformar sus vidas en algo que realmente les apasione.
Por miedo a dar el primer paso, hacia una vida que realmente merezca la pena vivir.
Lo entiendo, yo también me he visto bloqueado mucho tiempo en ese mismo punto.
Hasta que ha llegado un momento, que lo único que realmente me preocupa, es morirme y no haber vivido mi vida.
He decidido abandonar mi estabilidad, para buscar mi felicidad.
No soporto la sensación de tener un regalo maravilloso llamado vida y estar andando de puntillas para no molestar.
Traigo una buena noticia, si estás leyendo esto es porque estás vivo. ¡Todavía estás a tiempo!
Me da igual la edad que tengas, tu sexo o dónde vivas.
Si tienes mascota, si eres rubio o si tu color favorito es el verde.
Estoy seguro que tienes un sueño, algo dentro de ti que te hace vibrar y que lo has estado ocultando todo este tiempo.
En lo más profundo de ti, sabes que no estás viviendo de acuerdo a todo tu potencial.
Deja de escuchar a los demás y de hacerle caso a esa negatividad que te rodea de fondo, que se ha ido instalando en ti, cómo consecuencia de la fuerte influencia social.
No permitas que nadie te diga lo que tienes que hacer con tu vida.
Sólo tú sabes lo que quieres, lo que te hace feliz.
Cómo dice Antonio G de Inteligencia Viajera, “No seas tu el que muera a los 25”.
No permitas que te digan que es imposible, sólo porque ellos no se atreven a luchar por sus sueños.
Para ello, te invito a que antes de nada, reflexiones acerca de que es lo que quieres realmente en tu vida, hacia dónde te quieres dirigir. Y que vayas a por ello.
Personalmente, me ayudó muchísimo un ejercicio de Ángel Alegre acerca de tu vida ideal.
Te invito a que cojas papel y boli, apuntes las siguientes preguntas, y cuando tengas un rato vete a un lugar tranquilo y respóndelas detalladamente:
Si tu vida pudiese ser exactamente como tú quisieses… ¿cómo sería ahora mismo?
- ¿Dónde vivirías? ¿Con quién?
- ¿A qué hora te levantarías? ¿Qué desayunarías?
- ¿Quiénes serían tus amigos? ¿Con qué tipo de personas te juntarías?
- ¿Qué harías, teniendo en cuenta que podrías hacer CUALQUIER cosa?
- ¿Cómo te vestirías? ¿Qué música escucharías?
- ¿Trabajarías? En caso afirmativo, ¿en qué? Si no, ¿qué harías?
- ¿Dónde te irías de vacaciones?
- ¿Harías deporte? ¿Cuál?
- ¿Qué quieres aprender? ¿Qué quieres saber? ¿Qué quieres ser?
Una vez que tengas bien definido cual es el tipo de vida que quieres llevar, es decir, hacia donde quieres dirigirte, sigue lo siguientes pasos:
- Analiza tu vida actual y observa que aspectos de tu día a día no forman parte de tu vida ideal. Tu objetivo a partir de ahora debería ser reemplazarlo por aquello que realmente quieres.
- Cada vez que vayas a tomar una decisión, ten en cuenta tu visión de lo que quieres y pregúntate: ¿Me acerca o me aleja esto de mi vida ideal?
- No prestes demasiada atención a la opinión de los demás, ni a la influencia de la sociedad. Sólo tú sabes realmente que es lo que quieres y que es lo que te hace feliz.
- Sal de tu zona de confort, da un primer paso y abraza la incertidumbre.
No te obsesiones por los resultados, concéntrate en cada paso que des, en cada decisión que tomes. Simplemente avanza en tu dirección.
Refuérzate a ti mismo. No es un camino fácil, el cambio y la incertidumbre, no son fáciles de gestionar. Te van a surgir dudas, vas a tener miedo. Cuando eso ocurra, recuerda tu objetivo último: piensa que estás dando pasitos hacía tu libertad, hacia la vida que realmente deseas.
El cambio no será fácil, pero merece la pena arriesgarse a vivir una vida auténtica.
Poco a poco, empezarás a notar que tu vida está cambiando para mejor. Eso es señal de que vas en tu dirección, estás siguiendo tu verdad.
Conclusiones
Después de haber “fracasado” en muchos trabajos, de haberme estrellado en varios negocios, de muchas batallas y barreras mentales, de sentirme bloqueado por el miedo al cambio durante mucho tiempo…
Aquí me encuentro, reinventándome de nuevo.
He rechazado trabajos más “seguros” y “estables”, para centrarme en este proyecto, mi proyecto.
Un proyecto que nace del corazón y con la fuerza de un tornado.
He dejado de buscar trabajo porque estoy creando el mío.
No es fácil, no es rápido, ni es el camino más despejado. La inercia de mi mente se empeña en recordarme una y otra vez, que hay otros caminos más fáciles, más transitados.
Pero yo le recuerdo que ese no es el mio. He decidido crear mi camino, seguir mi corazón.
Enfrentándome a mis dudas, a mis debilidades, a mis miedos, que no son pocos.
No sé si seré capaz de transmitir lo que llevo dentro. No sé si lo que escribo llegará al corazón de alguien, si podrás entenderme o mejor dicho si yo seré capaz de hacerme entender.
Nada ni nadie me puede asegurar el éxito, será lo que tenga que ser.
Pero simplemente por estar intentándolo, ya siento que he ganado.
Siento que voy avanzando poco a poco, superando barreras, creciendo.
No se trata de llegar a la meta, se trata de disfrutar el camino. TU CAMINO.
Se me pone el bello de punta, sólo de pensar que estoy dedicando mi tiempo a algo que realmente me apasiona.
No sigo el camino de nadie, marco mi camino.
Ojala sea capaz de aportar valor y ayudarte a mejorar tu vida. Ese será mi gran regalo.
Sólo quiero vivir mi vida, a mi manera. Y ayudarte a que tú también lo hagas.
Te aseguro que, si yo puedo, tú también puedes. No tengo nada que no tengas tú.
Por favor, deja de poner excusas.
Deja de vivir cómo si no fueses a morir nunca. Posponiendo siempre tu vida y llevando la vida de otra persona.
Se que no es fácil. No es nada fácil salirse del prototipo de vida marcado por la sociedad y tu círculo de gente más cercano. Pero se puede, si estás comprometido contigo mismo y con tu verdad, se puede.
Establece cuales son los pilares básicos en los que se debe sustentar tu vida y empieza a dar pequeños pasitos en esa dirección.
Tu corazón sabe lo que quieres, aunque tu mente todavía no te haya dejado verlo.
Busca tu sueño, busca aquello que resuena dentro de ti, aquello que te hace levantarte por las mañanas con una sonrisa en la cara. Y persíguelo.
El fracaso no existe.
El fracaso no está en fallar, el fracaso está en no intentarlo.
Si fallas, te levantas y lo intentas de nuevo.
Ahora te toca a ti:
¿Estás dispuesto a crear tu camino, a seguir tu verdad? ¿O vas a seguir dejándote llevar por la inercia y viviendo la vida de otros?
¡Te espero en los comentarios!
Y por favor, cómo decía Wayne Dyer: “No mueras con tu música dentro de ti”.
Hola Jose,
Muy buena entrada. Es bastante fácil caer en la monotonía del día a día y olvidarse del por qué uno está haciendo las cosas.
¡Te deseo mucha suerte con el blog!
Hola Alvaro,
Muchas gracias por tu opinión. Totalmente de acuerdo, por eso de vez en cuando es bueno parar, replantearnos hacía donde queremos ir y empezar a dar pasitos en esa dirección.
Espero verte pronto de nuevo por aquí!!
Un abrazote
Hola Jose,
Hace tiempo escribí una “columna” que tiene relación a este tema, de hecho fue hace dos años, también la terminé citando con la frase del Dr. Wyne Dyer, incluso esa frase la hice mía.
Anoche puse la frase en el buscador de facebook, con la frase fue mi columna que está en modo privado para amigos y el enlace a tu blog que tiene pocos días de escrito, esto no es casualidad.
Cuando lo leí a momentos parece que lo hubiera escrito yo, estamos en el mismo camino y por lo mismo te quería felicitar, yo hace tres meses deje mi trabajo que era tal cual lo describes, como el tuyo y estoy en el camino de crear mi propio trabajo, por lo tanto te deseo lo mejor del mundo y que se multiplique, que la abundancia fluya hacia ti de manera ilimitada.
Crearé un blog también para que compartamos artículos!
Un abrazo
Gustavo
Hola Gustavo!!
Me alegro que hayas dado con mi artículo, yo diría que más que una casualidad es una causalidad jejej.
Te doy mi enhorabuena por haberte decidido a dejar un trabajo que no te hacía feliz y tener la valentía de lanzarte a crear tu propio empleo.
Muchas gracias por tus deseos!!
Espero verte más por aquí,
estamos en contacto y avísame cuando crees tu blog!
Un abrazote